Una iglesia industrializada

El concepto se refiere a una iglesia que ha perdido la esencia de lo que era al principio, que ha optado por lo práctico por encima de lo eficaz, que prefiere lo rápido y omitir los procesos necesarios, es una iglesia que se preocupa más por el crecimiento que por la fuerza, es la iglesia en la que el número de cristianos es mayor que el número de hijos de Dios.

Este tipo de congregación ha dejado el trabajo manual; pueblo por pueblo, casa por casa, persona por persona, y ahora usa máquinas  con el objetivo de aumentar su producción pero no necesariamente la calidad de su producto, e incluso su producto ha variado, pues en su catálogo se encuentra: más miembros, más líderes, más predicadores y en los peores casos más dinero.

Ahora preferimos actividades evangelísticas masivas donde muchas veces el mensaje compartido no es el mejor o con el mejor enfoque, y su éxito se mide por la cantidad de personas que asisten a ellas en vez de la cantidad de personas alcanzadas por Dios, preferimos mega iglesias, templos enormes y lujosos en donde más de la mitad de sus miembros nunca ha hablado con su pastor ni tampoco llegará a conocerlo personalmente, hemos despreciado el contacto con nuestros hermanos y convertido al pastor en una figura inaccesible. Con todo esto nuestro corazón percibe de una forma equivocada el éxito tanto personal como ministerial.

A Jesucristo lo seguían cientos y hasta míles de personas escuchaban sus mensajes, por eso no digo que este modelo masivo esté mal, simplemente según mi apreciación el problema radica en que está dejando de ser un modelo más y se está convirtiendo en un estandar de iglesia, templo y congregación.

Termino recordando que Jesús era carpintero, desempeñaba un trabajo manual que haciéndose correctamente, con amor y dedicación da excelentes y bellos resultados.